Cómo el mercado se presta a el miedo, la especulación y el pánico: un corto análisis sobre la irracionalidad de mercado.
El marzo pasado el mercado norteamericano se colapsó…y pocas semanas después subió 11% en un solo día. Si bien parte se adjudicó al apoyo de 2 miles de millones de dólares del gobierno, nada justifica el resto del aumento en la cotización de los índices más importantes (Un índice es un conjunto de acciones, en este caso el Dow Jones Industrial Average y el S&P 500, los cuales se suelen usar para representar la economía norteamericana).
“Millones sin trabajo”, “cuarentenas extendidas”, “hospitales a capacidad tope”. Estos son algunos de los encabezados que se pueden apreciar en las últimas semanas y meses alrededor de todo el mundo. Nos encontramos en una crisis sin precedente; claro que la humanidad ha experimentado pandemias con efectos devastadores, pero nunca en un mundo tan globalizado como el nuestro.
Uno esperaría que por ello el mercado accionario norteamericano sufriera en plena crisis sanitaria y económica como la que estamos enfrentado, pero eso no podría alejarse más de la verdad. Si bien el mercado sufrió en los primeros días, también ha tenido rendimientos positivos históricos, rendimientos que, bajo cualquier teoría, análisis o raciocinio deberían de ser negativos. Cualquier sentido de seguridad o dirección que podría haber tenido el mercado ha sido reemplazado por especulación y psicología de pánico.
El Dow Jones subió 11.37% en un solo día el 24 de marzo de 2020, esta situación es similar a la situación en enero de 2007, un año antes de la Gran Recesión; aun cuando las hipotecas empezaron a dejar de pagar en masa, los precios de los bonos asegurados por estas subieron de precio.
Cuando muchos individuos comienzan a creer lo de la persona de al lado, caemos en un círculo en el cual las mismas personas irracionales incitan al resto a tomar la misma postura, ya que usualmente se tiene el pensamiento de que “todos están pensando esto, entonces debe de ser verdad”, y resulta muy difícil es tomar una posición en contra de la corriente, aun cuando se tiene toda la información racional que la respalda.
El ser humano rara vez es perfectamente racional, somos maquinas guiadas por emociones, puede que tengamos estrategias detalladas a las cuales tratamos de adherirnos, pero en cuanto estas fallan comencemos a reaccionar en vez de pensar.
A este fenómeno se le conoce como la “Falacia de la Mano Caliente”. La falacia dice que si un jugador de baloncesto (En este caso, el mercado) encesta muchas veces seguidas, todo el público piensa que va a encestar la siguiente. Cuando muchos piensan esto, lleva a la mentalidad de rebaño: Si una cantidad considerable de personas hace algo, el resto las seguirá para no sentirse excluidas. Si muchas personas creen algo, eso basta para que suceda.
A todos los seres humanos nos gustaría hacer la aseveración de que somos seres 100% lógicos, que somos inteligentes, independientes e individuales. La ciencia, sin embargo, desacredita esto, ya que somos partidarios del ambiente en el que nos encontramos y estamos a la merced de lo pensamos que harán los demás.
Últimamente, la Behavioral Finance (El estudio de cómo la psicológica humana afecta el comportamiento del mercado) ha ganado una gran cantidad de tracción en su estudio, aceptación y aplicación. En parte por los estudios del economista Richard Thaler, ganador del premio Nobel de Economía en 2017 por “incorporar asunciones psicológicamente realistas a los análisis de toma de decisiones económicas. Al explorar las consecuencias de la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la falta de autocontrol”.
No se puede predecir el movimiento del mercado con completa certeza, pero es clara la falta de congruencia entre el mercado y la situación global. Hay un considerable miedo entre los inversionistas.
Nos encontramos en tiempos increíblemente difíciles y llenos de incertidumbre. Podría parecer un poco burdo el incitar a confiar en la información dura y los números, pero es la única medida objetiva para medir y valuar una empresa.
Claro que es tan importante el comprender el papel que juega la psicología en la fluctuación de precio de activos financieros tanto como es importante el entender y comprender la teoría detrás de un buen análisis financiero.
Es difícil conocer cómo piensa la gente ante, lo mejor que se puede hacer es tener un portafolio bien diversificado, o aprender a predecir reacciones a través de las finanzas de comportamiento.
Como lo dijo el célebre Mark Twain:
“No es lo que sabes lo que te mete en problemas, es lo que crees que sabes y no resulta ser así”.
Escrito por Marco Francisco Beltrán Soto
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