Eduardo Solís Sánchez, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), estableció en la primera semana de febrero que, durante enero de 2018, la industria automotriz produjo 349 mil 414 unidades, representando un incremento de 19.8% respecto al mismo mes del año pasado. De estas, las exportaciones se dispararon un 9.2 por ciento, representadas en 231 mil 088 unidades dirigidas principalmente a Estados Unidos, para después ser diversificadas a mercados como el canadiense, latinoamericano, europeo, asiático, entre otros.
Las cifras anteriores sirven de fundamento para demostrar que la industria automotriz es una de las predominantes fortalezas de la economía mexicana, en la cual se incluye la fabricación de automóviles y refacciones. Sin embargo, esta no se libra de la incertidumbre interamericana actual. El mayor temor se centra en la cancelación de los beneficios de los aranceles cero, en cuestión al intercambio de autopartes y vehículos con el país vecino del norte, además de la fragmentación en las exportaciones.
Aun cuando la situación economía se ve reflejada por riesgos varios, los inversionistas extranjeros se mantienen firmes en reforzar las relaciones corporativas con México. La preferencia de la inversión extranjera (principalmente de marcas europeas y asiáticas como BMW, Toyota, Audi y KIA) se centra en México debido a su localización estratégica para la fabricación, además de los bajos costos de mano de obra calificada. Las decisiones de inversión de estas armadoras se basan a partir de una mentalidad estratégica, donde continuamente continúan ampliando su gama de modelos ofrecidos en el territorio nacional e inaugurando armadoras.
Es claro que la industria se sitúa en una época de transición, pero continúa perdurando ante las adversidades. Aun cuando existe la posibilidad de que la renegociación del TLCAN debilite y frene este sector globalmente integrado, la industria automotriz se inclina a la búsqueda de apertura hacia un diálogo efectivo entre las tres partes del tratado al igual que con el socio de más importancia de la Unión Europea: Alemania. Por otro lado, es importante salvaguardar la estabilidad de esta industria, debido a que puede llegar a convertirse en la apertura hacia la diversificación de agentes comerciales, al igual que el decremento de la dependencia de la economía estadounidense. Como propuestas económicas, se debe procurar la implementación de técnicas de adaptación al entorno global a través del sostenimiento de la productividad en la mano de obra y el fomento hacia la retención del talento nacional. Como individuos adentrados en las finanzas, representa una prioridad observar la evolución de cómo esta fortaleza industrial de México se ve influenciada por las fuerzas de la globalización, debido a que el desenlace puede resultar en una oportunidad de negocios.
Por Jesús Paúl Bustamante Gómez, 2018